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13.3.13

Los Juegos Del Hambre (Suzanne Collins)

La primera vez que tomé posesión de esta obra maestra fue hace ya dos años, cuando estaba empezando a convertirse en Best Seller y mis amigos no dejaban de recomendármelo; hace unas semanas lo volví a sacar de la estantería para revivir la maldición de Katniss, y no pude haber tomado mejor decisión. Porque si un libro es bueno, al terminarlo no lo devuelves sencillamente a la estantería, sino que te quedas con él entre las manos un rato, mirando al infinito; si un libro es muy bueno, te hará pensar y puede que consiga cambiar tus puntos de vista u opiniones de ciertos aspectos de tu vida; si el libro es como la saga de Los Juegos Del Hambre, y has sabido interpretarlo correctamente, le dará un vuelco total a tu vida.

En mi primera lectura, lo primero que me cautivaron fueron los personajes, por supuesto; la dulzura (algo empalagosa para muchos) de Peeta, la lealtad y determinación de Gale, la picardía de Haymitch, pero, sobre todo, la fuerza arrolladora de Katniss: todos vemos algo de ella en nosotros, todos compartimos su dolor y su odio, todos queremos parecernos un poco más a ella. Simultáneamente, mientras caes en las redes de Collins y te trasladas a Panem, absorbes la impresionante crítica social que se presenta sutilmente -y no tanto- entre líneas. La combinación es totalmente explosiva: la Saeta de Agua [traducción de Katniss] te hace suya.

Por otro lado, en mi segunda lectura, conocedora ya del destino personal de los personajes, me centré más en la crítica previamente mencionada; y es que más que una crítica, es una agresión. La brutalidad con la que se presenta nuestra realidad, la que ignoramos, deja totalmente sin aliento; está claro que Collins tiene los pies en la tierra y sabe que no existe un bando "bueno" y otro "malo". Por muy dignos que sean nuestros ideales, el ansia de poder está integrado en la naturaleza humana y trataremos de llegar hasta él como sea; también pone en cuestión si el fin justifica los medios, la sórdida realidad de la guerra y las penas de un pueblo hambriento y enfurecido. He oído muchas quejas acerca del final de la saga, pero a mí me parece un final, no sólo adecuado, sino perfecto; el "vivieron felices y comieron perdices" no existe, no cuando una persona ha sufrido demasiado; la realidad sale al encuentro de Katniss, nos guste o no.

En resumen, el verdadero magnetismo de Los Juegos Del Hambre reside en la brutal agresión a la sociedad que nos presenta una chica que además tiene la suerte de estar rodeada de gente impresionante. Cuando yo pienso en Los Juegos, no pienso en el trágico romance de la Saeta de Agua y el Chico Del Pan, eso se lo dejo a los que leen sin leer realmente; Los Juegos del Hambre va mucho más allá. Cómo comentario final: Bravo, Collins, bravo.

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