Es una verdadera suerte que un arte como es el cine rompa
tantas barreras a cuanto países se refiere y llegue a los demás en su total
integridad, el cine funciona no sólo como un medio de entretenimiento, puede
servir para observar distintas culturas y como vehículo que invita a la
reflexión, todo depende de lo que se busque en cada determinado momento. Esta
película no podía ser menos, llegada desde los lejanos fiordos noruegos, un
país que tiene pocas oportunidades de mostrar su cine al resto del mundo ya sea por poca publicidad o por poco público,
es un soplo de aire fresco respecto al cine que llega a España. El director es el
desconocido Joachim Trier que con una sola película en su haber fue capaz de
crear una de las películas más sugerentes del año 2011.
Con un curioso título el director ya nos da la localización
y tiempo donde se desarrolla la película. El protagonista es Anders, un hombre
de 34 años ingresado en un centro de desintoxicación. Cierta mañana le llega la
oportunidad de viajar a su ciudad natal, donde se reencontrará con múltiples
personas que cortaron el contacto con él tras su ingreso en la clínica. Es una película muy bella, rezuma un
amor por la ciudad de Oslo inigualable y también peca un poco de lenta, lo que no
supondrá ningún impedimento para aquellas personas que estén acostumbradas al
consumo de este tipo de cine, pero si a los que no lo están, los motivos por
los que no se ven estas películas en España son variados, y me atrevería a
decir que este es el más importante de todos ellos. Lo que reside en la
personalidad y cultura de este país.
Una de las mejores bazas con las que juega esta película es la multitud de temas que trata, lo que más adelante se convertirá en uno de los fallos de esta, ya sea la nostalgia, la desesperanza, la soledad o la incapacidad de seguir adelante después de un mal período en la vida. La película comienza con los relatos de diversas personas contando experiencias vividas en Oslo, acompañados de unas imágenes de la ciudad, es el primer paso para relatar la desesperanza que estará presente en la vida y personalidad de Anders. Una vez llegado a la ciudad es incapaz de desenvolverse en ella, y se situará en una especie de limbo en el que recorrerá varias veces la ciudad pensando en el futuro incierto que le tocará vivir a partir del día siguiente y como lo encarrilará.
Lo primero que se toca es la hipocresía, que tiene un papel
importante dentro de la película en forma de mentiras que afectarán a Anders de
una manera brutal, de su amigo de la infancia o de su antigua novia, aparte de
los prejuicios, presentes en su entrevista de trabajo (en la que existe una
crítica muy directa a determinado país con demasiada influencia). A partir de
aquí es donde la película quiere abarcar más de lo que puede y termina
descalabrándose, propulsado por el brusco cambio de registro ,que a mi juicio
no tiene cabida en la película, encargado de retratar el incierto y próximo
futuro del protagonista.
No obstante esto no opaca al resto de la película y
ambas partes forman un conjunto más que aceptable para que sea considerada un
muy bien ejemplo del cine nórdico europeo. La película actúa como un espejo en
el que seguramente nos veremos reflejados más de uno, considero que el tema
principal es la desesperanza que en algún momento nos asalta y no debería haber
tocado otros temas. Será considerada como buenísima para algunos y como
despreciable para otros. Lo cierto es que no debe dejar de verse, tanto de este
país como el de ningún otro.
‘’ Mis padres me enseñaron bastantes cosas, desde que la
religión es una debilidad hasta que la democracia es la mejor opción, pero
nunca me dijeron como se disuelve la amistad hasta que dos personas se
convierten en dos extraños amigos sólo de nombre’'
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