Se me hace muy difícil escribir algo sobre 'Armonías de Werckmeister' filme realizado por el controvertido realizador húngaro Bela Tarr a principios de siglo, ya sea por pura incapacidad de analizar cualquier aspecto de la película desde un punto de vista meramente objetivo y crítico o porque la idea con la que me he quedado tras terminar de ver el filme no alcanza ni a arañar la superficie de los temas que trata de abordar el húngaro, es una idea vaga, vaguísima. Casi nula.
Es un filme semi desconocido que, técnicamente, es muy similar a todos los que se hacen desde la década de los 60, con el fallecimiento de Dreyer y el inicio de Tarkovski, pasando por Bergman, Tarr se erige como un nuevo director de ese estilo, con una técnica y un movimiento de la cámara prácticamente impecable pero con lo que de verdad importa, el tema que trata, escondido entre miles de florituras y extrañezas que no hacen más que el espectador pierda la atención necesaria en lo que está viendo. Esa imperiosa necesidad que existe entre este círculo de directores en alargar casi la totalidad de sus secuencias de una manera pretenciosa y carente de información, por ejemplo, el mostrar como dos personas caminan por una calle durante más de 5 minutos, o la llegada del motor de la película, la ballena, en el coche que la transporta ¿Qué aportan a la película, algo al guión, quizás? Absolutamente nada. Personalmente lo veo como una respuesta casi infantil al cine comercial, mayormente estadounidense, el hecho de que un director muestre que es un virtuoso con la cámara, que sabe moverla y manejarla, y que no sabe si otros directores podrán hacerlo, pero el simple hecho de hacerlo ya lo eleva a una categoría superior en el cine, y es lo que me molesta y hace que pierda el interés en la película, con el inicio tan prometedor que tiene, que luego todo se rompa simplemente por querer ensalzarse a sí mismo y demostrar que se puede hacer algo diferente. Diferentemente aburrido.
Otro aspecto de la película es la situación totalmente irreal que se vive, con un tufillo de reflexión filósofica que flota en el ambiente, la actuación de los personajes, un ejemplo de este es el inicio, que a pesar de que sea fuerte y serio, toda esa seriedad se pierde en la ridícula ejecución de la misma. Las actuaciones, a pesar de ser brillantes, son prácticamente ficticias, cada persona está inmersa en una vacuola invisible que impide mantener un diálogo interesante en la película, domina el silencio, y cuando se rompe solo es para la aportación de un monólogo con un significado demasiado intrincado (como en el de la música en el que se nombra algo de... ¿tonos y semitonos?) o de un diálogo carente de importancia.
Volviendo a los travellings kilométricos, existe una minoría en esta película verdaderamente bellos y necesarios, como en el que se muestra como los rebeldes llegan y salen del hospital o el final, con el motor dominante de la película hecho añicos, hasta ahí debería llegar esa aportación, de 140 minutos que dura, 30 son perfectamente desechables y no existiría ninguna variación en la película. Es por eso que este tipo de películas esté sujeta a una valoración puramente subjetiva, al menos en mi caso, en el caso hipotético de tener que elegir la mejor o mejores películas que se hayan realizado, eligiría las que son perfectamente disfrutables y entendibles por espectadores dispares, el endiosamiento que se le da a este tipo de filmes no reside más que en el desconocimiento colectivo, un ejemplo perfecto de esto es la táctica de Malick, realizar filmes como este, densos y complejos y con una técnica perfecta pero asignándoles protagonistas propios de películas comerciales, como en 'El árbol de la vida', perfecto y con un mensaje a mi juicio mucho más entendible que en el de Tarr, y al estar expuesto al gran público ocurre lo inevitable, empiezan a lloverle críticas por todos lados.
A pesar de todo, en la película siguen existiendo detalles de genio y muy disfrutables, como el asalto al hospital o la música de Mihály Víg, como en el primer encuentro entre la ballena y el protagonista o en la toma final. Detalles que son totalmente opacados por el tedio en que se cae al estar viéndola.
Por suerte o por desgracia, Bela Tarr ha anunciado que 'El caballo de Turín' será su última aportación al cine.
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